¿Niños con fuerte temperamento?
Mi hijo tiene fuerte temperamento
La crianza de los niños de alta demanda agota las energías de cualquier padre y madre y tenemos que poner mucho esmero y creatividad en la educación que empleamos cada día.
Cuanto más astutos son nuestros hijos, más complicada nos parece esta crianza.
A veces nuestros hijos desarrollan actitudes desafiantes y negativas hacia nosotros, rebelándose con un comportamiento malhumorado u obstinado y enfrentándose a nosotros demostrando su fuerte temperamento.
Esto es debido a la etapa de madurez en la que se encuentran (de 0 a 6 años) donde están desarrollando su personalidad y cerebro y adquiriendo su yo interno, así que son actitudes normales en los niños. Pero sabemos lo difícil que es sobrellevarlas con nuestros hijos AD por su gran intensidad, la exageración de su fuerte carácter, la testarudez, la impulsividad, y las demás características que los hace destacar.
Estas conductas a veces pueden preocupar a los familiares cuando se convierten en conductas más agresivas y el niño entra en ataques de ira gritando, tirando cosas, pegando o mordiendo….
Dicen que, “si educas a un niño testarudo a hacer lo correcto, hará lo correcto con toda la determinación de la que es capaz. Siempre y cuando no quiebres su voluntad”
Consejos para el fuerte temperamento de tus hijos
1. No a las luchas de poder.
Para educar con amor a un niño temperamental lo mejor es no entrar en una batalla de voluntades ya que acabarás agotado/a. Si ganas, habrás quebrado la voluntad de tu hijo. Con la consecuencia de que quebrantaras su autoestima a medio/largo plazo. Si pierdes, será él o ella quien habrá pasado por encima de ti.
No se trata de demostrar poder ante tu hijo, tu objetivo debe ser que tu hijo reconduzca su temperamento a forma positiva.
3. No a los castigos
Mejor acogerse a las consecuencias naturales y reflexión personal: Con un hijo temperamental, siempre existe la tentación de imponer la autoridad, parece lo más rápido y fácil a corto plazo, pero no surge efecto en este tipo de niños, se rebelan más.
Muchos padres recurren a los gritos por impulso, pero como adulto tenemos que demostrar un autocontrol y gestionar nuestras emociones recordando que somos el ejemplo que al final nuestro hijo va a imitar siempre. Los gritos quizás den resultado en el momento en sí, pero a la larga dejan de surgir efecto porque el niño se acostumbra a ellos igual que el castigo.
Tanto los gritos como los castigos merman la autoestima y autonomía del niño a medio/largo plazo.
Por lo que lo más útil sería una educación armonizada, positiva para un desarrollo cerebral sano. Es entonces cuando tienes que ser un educador creativo, optando por medidas que requieran reflexión a tu hijo/a. Primero empatizando con él y conectando y luego redirigiendo la emoción hacia algo positivo, dejando que sea tu propio hijo quien aporte la solución al problema (si tiene la edad de hacerlo) en caso de ser un bebe, la simple consecuencia natural del acto producido ya le servirá de aprendizaje.
Por ejemplo: si le dices al bebe no empujes el vaso que se va a caer, y el bebe lo empuja y el vaso se cae y se rompe.
El bebe verá cual es la consecuencia natural de su acto y aprenderá de ello, no hace falta castigarle, gritarle o regañarle simplemente hace falta explicárselo de forma positiva.
4. Reconducir los deseos caprichosos.
Los niños testarudos suelen ser niños caprichosos y un pelín egoístas, nuestra labor es redirigir esos deseos hacia algo positivo y enseñarle a utilizar esas dotes para liderar su vida.
Para ello debemos ofrecerles oportunidades de que lideren cosas, de que tomen decisiones, de que se sientan importantes y útiles dándoles tareas y ofreciéndole la oportunidad de que desarrollen sus capacidades de liderazgo, por ejemplo, cuidando de su hermano pequeño durante un rato mientras se hace la cena, dando de comer al perro, siendo el responsable de poner la mesa para cenar… Tareas de responsabilidad que, por su edad, el niño pueda satisfacer.
Ofrecerle retos y responsabilidades hace que adquieran autonomía, liderazgo, independencia, alta autoestima, responsabilidad.
5. Calma el carácter fuerte de tu hijo a través de la ternura y el amor.
Con un hijo o una hija de carácter fuerte, es común que el cansancio y la frustración nos hagan olvidarnos de la ternura, la dulzura y el cariño. Y es que, sin nuestro ejemplo, nuestros hijos no pueden aprender a ser amables y cariñosos por sí mismos. Dedica siempre alguna actividad o momento del día para el contacto físico, para un abrazo, para una conversación amable y cariñosa con tus hijos.
Unos buenos momentos para ello pueden ser las primeras horas de la mañana, a la vuelta del colegio y a la hora de ir a dormir.
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