Rincón de la calma
Qué es?
Es un espacio seguro donde el niño se siente bien y en confianza para poder ir cuando le apetece relajarse. Cabe recordar que no es un sitio de castigo.
El rincón de la calma, es un espacio físico adecuado para promover un estado de paz y serenidad. Lo puede usar la unidad familiar en conjunto o por separado.
Es un espacio donde no se juzga ni se etiqueta al niño, donde existe la libertad y la comprensión, donde se permite “ser y estar” cómodamente sin prejuicios.
Es un lugar donde se permite al niño transformar sus emociones negativas en algo positivo, desahogar sus frustraciones o ansiedades y distraerse en paz y consigo mismo, conectar con su yo interno, y evolucionar sus sentidos, de algún modo “crecer”.
Elementos que debe tener el rincón de la calma:
Es aconsejable que tenga cojines, una alfombra o manta, accesorios que lleven al niño a relajarse, quizás alguna lámpara o luz tenue que él mismo pueda apagar y encender. Un lugar cómodo que el niño relacione con tranquilidad y relax. Done el niño respire hondo y profundo y se predisponga a relajarse.
Se puede incluir música relajante o sonidos que relajen, como cuencos tibetanos o palos de agua.
También se puede añadir un frasco de la calma que es una botella que contiene glicerina, agua, aceite y distintas purpurinas, la idea es explicarles que mientras se mueva la botella adentro todo se agita, luego las purpurinas se empiezan a parar es lo mismo que ocurre con las emociones, se siente de forma intensa pero luego comienzan a desvanecerse. Esta botella se puede construir en casa.
Otros materiales que se pueden incluir serían cosas texturizadas para que el niño las toque y se relaje, va muy bien que el niño juegue con arena, semillas, telas, agua…
Los cuentos, si le gustan, sobre todo los relacionados con las emociones como “el monstruo de colores” que es un cuento que ayuda a reconocer los estados emocionales es muy útil en estas ocasiones.
Para quien?
Este lugar está indicado para el niño, pero puede ser perfectamente un lugar para compartir junto con el adulto, sobre todo al principio, hasta que el niño coja el hábito de estar en él. De esta forma los padres podemos guiar al niño a utilizar los materiales que hemos introducido animándolo para calmarse y ayudándole a hacer las respiraciones adecuadas, la idea es que el adulto pueda servir como facilitador emocional y para ello debemos estar en un estado de tranquilidad y calma.
Refuerzo
Como finalización de la actividad, cuando el niño este tranquilo debemos reforzar su esfuerzo, de este modo el niño se siente acompañado dentro de su proceso, seguro y confiado.
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