Disciplina Positiva para niños de Alta Demanda: una solución

Escrito por Anna Company

¿Por qué la disciplina positiva?

Como madre de un hijo de alta demanda he querido profundizar en el tema de la educación para poder sobrellevar momentos en que se me hacía complicada la crianza de mi hijo.

Momentos de frustración, de rabietas, de lucha de poder, de inquietud y demás actitudes y comportamientos que he podido ver en mi hijo durante estos 5 años de edad.
Sabemos conscientemente que la educación autoritaria no funciona con los niños de alta demanda porque se rebelan a ella y su comportamiento se desenvuelve en niños negativistas y desafiantes y tampoco funciona la educación demasiado permisiva por la falta de límites que provoca, baja autoestima y falta de autonomía en su crecimiento y desarrollo.

Por todo ello, una buena alternativa es la disciplina positiva, que se basa en una educación respetuosa con amabilidad y firmeza a la vez.

Encuadrada en un marco global de educación democrática en la que los niños pueden decidir por ellos mismos y hacerse autónomos, seguros y crecer con una autoestima bien formada a las expectativas de la sociedad.

¿En qué nos ayuda la Disciplina Positiva?

La disciplina positiva nos acerca a una educación donde nos adentramos al mundo del niño y empáticamente nos ponemos en su lugar y desde ahí lo guiamos hacia el camino correcto, hacia el objetivo óptimo.
Estamos acostumbrados a dejarnos guiar por los consejos y opiniones de una sociedad que educa a los niños a la “antigua” sin molestarse en cuales son realmente las necesidades reales de nuestros hijos, pero actualmente y cada vez más, por suerte, aparecen escuelas y enseñanzas  que han estudiado a los niños desde el punto de vista positivo, reforzando sus cualidades y fortalezas y observando, después, cuando son adultos, sus resultados, viendo cómo se convierten en adultos respetuosos, integrados en la sociedad, autónomos, seguros, satisfechos, etc.

¿Qué nos preocupa a los padres de los niños de alta demanda?

Cuando tienes un hijo de alta demanda te preocupa que su comportamiento le influya en su evolución. Como padre o familiar te preocupa que su evolución no sea la correcta o que su comportamiento derive en algo negativo, desintegrado o disocial, pero los niños de alta demanda tienen cualidades y. habilidades muy buenas que deben ser desarrolladas y evolucionadas para luego convertirse en las fortalezas de adulto positivo y exitoso.
Los niños de alta demanda bien encaminados son adultos felices, serenos y con un conocimiento de sí mismos ejemplar.
La educación es básica para ello. La disciplina positiva es un tipo de educación que puede hacer que un niño de alta demanda haga un giro completo en su comportamiento y se sienta comprendido y en el vínculo necesario para desarrollar todas sus capacidades.

¿Qué aspectos trabaja la Disciplina Positiva?

Como madre de un niño de alta demanda, actualmente me estoy basando en la educación con disciplina positiva en mi hijo y puedo decir que después del continuo estudio sobre ello, mi hijo va evolucionando y estamos trabajando muchos aspectos que, de otra forma, pasarían desapercibidos, la alta frustración que tienen los niños de alta demanda, las continuas rabietas, la inquietud o hiperactividad, la continua lucha de poder o de autoridad, el dormir solo en su cama, etc.

¿Qué opináis vosotras/os?

 

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Competitividad en niños de Alta Demanda

 

Escrito por Anna Company

Algunas madres de niños AD me han comentado que sus hijos no suelen tener un carácter demasiado conformista sino más bien inconformista y competitivo, que sus hijos siempre están luchando por ganar y que si no ganan cambian las reglas del juego o se las inventan.
Viven como en una constante competición de quién es el mejor, quien llega antes, quien corre más, quien consigue hacer aquello o aquello otro.
Es frustrante para ellos cuando no son los mejores, o no han cumplido sus propias expectativas.

A lo largo del desarrollo del niño se puede ir trabajando este aspecto para convertirlo en un rasgo positivo, porque ser competitivo, si se gestiona correctamente, es una fortaleza de la cual el niño puede obtener beneficios.

Beneficios:

• Le motiva a superarse a sí mismo.
• Le incentiva a conseguir objetivos ambiciosos.
• Le hace trabajarse más a sí mismo.
• Hace que mejore su rendimiento.
• Le capacita y habilita para la vida.

Por otra parte, sino gestionamos correctamente este rasgo puede ser perjudicial.

¿En qué puede perjudicar a tu hijo la competitividad?

• Si el niño centra su esfuerzo exclusivamente en el resultado y no disfruta del proceso
• Si se compara continuamente con los demás y no se valora
• Si se exige demasiado
• Frustrándose si no consigue su objetivo
• La autoestima del niño se verá disminuida

¿Cuál es el problema de que tu hijo base su autoestima o felicidad en la competitividad?

El problema es que si PIERDE se va a sentir frustrado y esto va a desencadenar sentimientos de rabia, ira y demás emociones de enfado o tristeza desarrollando además una baja autoestima e inseguridad que le afectaran en todos los ámbitos de su vida. Y si GANA, el placer va a ser temporal porque en seguida va a aparecer otra situación competitiva donde se de la misma situación en la que pueda volver a ganar o perder, por lo que siempre estará viviendo con la angustia de la posible frustración ante la pérdida o fracaso, con el desgaste de energía que esto supone.

Él va a estar siempre dependiendo de algo externo para sentirse bien o mal, nunca va ser por sí mismo, por algo interno, estará en constante comparación y competición con otras personas. Cuando en realidad él debería sentirse bien consigo mismo, con sus valores y creencias y tener una autoestima forjada sin compararse con nadie, sin necesitar ser mejor que nadie.

Porque cuando necesita continuamente competir o comparase pierde el control de la situación y depende de “aquello externo” que no tienen nada que ver ni con sus habilidades, ni capacidades, ni aptitudes por lo que el niño se está valorando por algo que ni siquiera tiene que ver con él.
A demás, los niños tan competitivos dejan de disfrutar las cosas de la vida, los procesos en sí, los caminos y están solo pendiente de “esperar” los resultados de sus competiciones. Por ejemplo. No jugará un partido de fútbol, solo verá si está marcando goles en el partido. Su objetivo no es divertirse con sus amigos en el juego, su objetivo es simplemente ganar. Ser el mejor. Marcar más goles que nadie. Esta autoexigencia le crea un carácter irritable y obsesivo que no le deja disfrutar del objetivo real del juego en sí que es divertirse.

¿Cómo es un niño demasiado competitivo?

• El niño creé que el mundo es injusto ya que no ha alcanzado su objetivo aun habiéndose esforzado al máximo.
• Miedo al fracaso: La ansiedad influye en el rendimiento del niño por lo que puede hacer que el resultado sea inferior a lo esperado. A demás si el miedo es muy intenso el niño puede llegar a bloquearse o negarse a hacer la acción. Por ejemplo. Si sé que no voy a ganar ya no juego.
• Inestabilidad emocional: el niño está controlado por algo externo a él, por si gana o pierde o por el rendimiento de los demás competidores, si gano soy bueno, si pierdo soy malo (cuando en realidad yo ya soy bueno por mí mismo tanto si gano como si pierdo)
• Malestar, tristeza, frustración: sentimientos que tiene el niño cuando no obtiene los resultados que espera.

Como ayudar a tu hijo a crear una competitividad beneficiosa

• Crear objetivos que dependan solo de él, en los que no se compare con nadie.
• Ajustar las expectativas de los objetivos a sus necesidades.
• Que el niño acepte sus propias limitaciones.
• Ponle a prueba antes de ponerle un límite.
• Déjale aprender de los errores.
• Ayúdale a ser flexible y adaptable con los errores.
• No le compares con los demás, que compita consigo mismo o que trabaje en equipo, en un entorno colaborativo.
• Refuérzale, valora el esfuerzo que está poniendo en lograr sus objetivos.
• Relativiza la importancia de los resultados.
• Recuerda que él no es sus resultados.

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Mi hijo de alta demanda no me escucha

Escrito por Anna Company

¿Hablas con tu hijo y parece que no escucha?

¿Te sientes impotente porque es como hablar con una pared? ¿Te pasa que a veces le dices algo a tu hijo y él se queda tan tranquilo siguiendo su actividad como si tu no existieras?

A veces los niños AD están tan inmersos en su actividad o concentrados en lo que están haciendo que parecen incapaces de “escuchar” lo que les decimos.
Los niños AD tienen una atención elevada en lo que están haciendo, se someten a su hipersensibilidad y sus emociones al 100% y sienten todo lo que hacen de forma muy intensa por lo que es normal que muchas veces se encuentren sumergidos en “su mundo” cuando están haciendo alguna actividad, sea la que sea, que les produzca placer.

Técnicas

Para obtener la atención de tu hijo y hacer que te escuche cuando le hablas existen algunas técnicas:

1. Escucha Activa:

Es muy importante que nos acostumbremos a escucharles cuando tienen algo que decirnos, siempre que hablen, escucharles y hacerlo de forma empática, conectando con lo que dicen, dándole la importancia que para ellos tiene. Esto es crucial para ganarnos la confianza y complicidad de nuestro hijo, sin esto no hay respeto mutuo, ¿Cómo esperamos que nos escuche si nosotros no escuchamos lo que nos tiene que decir? Dale su tiempo, él también tiene una historia que contar. Y somos su ejemplo para que aprendan lo que deben hacer con los demás.

2. Objetivos Razonables:

Objetivos que puedan cumplir solos o que puedan cumplir con nuestra colaboración, nosotros somos su mejor ejemplo debemos formar parte de ello, por ejemplo, si le decimos que recoja los juguetes, una buena forma de hacerlo es recoger los juguetes conjuntamente con él hasta que el niño se haga autónomo para hacerlo solo (dicen los expertos que los hábitos no se crean hasta los 4 años) por lo que hasta esa edad es bueno “Jugar” a recoger los juguetes pero no esperemos a que el niño recoja los juguetes sólo porque es un hábito que no va a poder adquirir de forma autónoma.

3. Háblale directamente:

Para conseguir la atención del niño tenemos que ir donde está el niño agacharnos hasta su altura, mírale a los ojos y hacer que él nos mire y entonces, y solo entonces, hablarle. No podemos hablarle desde otra habitación y esperar que cumpla una orden mientras le gritamos “vete a la ducha ya” porque no nos estará escuchado, estará inmerso en su actividad. Solo cuando logramos CONECTAR con el niño podemos darle las pautas a seguir o las tareas a realizar y cuanta más empatía utilicemos en ello más atención vamos a lograr del niño. “ejemplo: Sé que estás viendo tu película preferida pero ahora es hora de hacer un baño y luego podrás seguir viendo la película”

4. No grites:

Si gritas a tu hijo cuando le hablas le bloqueas, los gritos constantes bloquean a los niños, el objetivo que tienes es que te haga caso por lo que tienes que hablarle con un tono de voy sereno para no paralizarle y para que él te entienda, recuerda que los niños AS don hipersensibles al ruido y se estimulan muy rápido. Si quieres que te escuche tienes que hablarle de forma suave, firme y tranquila, con mensajes concretos y claros.

6. Solo una tarea:

Como hemos dicho los mensajes deben ser claros y concisos, cortos, una cosa a la vez, si le dices varias cosas a la vez lo atosigas y esto no encaja con el niño AD, de nuevo se pondrá a la defensiva, se protegerá y se encerrará en sí mismo haciendo ver que no te escucha. Es mejor que primero le des una tarea y esperes a que la haga para darle la siguiente, con paciencia.

7. Sentido del humor:

Si tu hijo no te escucha recurre a las bromas, es difícil cuando estas estresado o tienes prisa, pero no es imposible y el sentido del humor hace milagros en los niños y capta su atención. Si lo pruebas lo verás. Por ejemplo “Mira Juan hay una vaca volando por la ventana… y dice que tienes que irte a la bañera ahora”

8. Cariño y firmeza:

Si como padres estamos siempre hablando de forma negativa, recurriendo al NO (Juan no hagas esto o lo otro) o gritando o estresados o de mal humor, los niños se ponen a la defensiva y negativos igual que nosotros, es un efecto contagioso. Si por el contrario les hablamos con cariño y amabilidad, aunque con firmeza, con una sonrisa y buen humor, con abrazos, cosquillas y besos, con broma y juegos ellos están predispuestos a lo positivo, a la colaboración, a la conexión.

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Técnica “Conecta y Redirige”

Escrito por Anna Company

Esta técnica se utiliza para trabajar las rabietas, la ira, la impulsividad, la frustración…

1r paso: “Conecta”

Cuando tu hijo se altera, el uso de la lógica no suele surtir efecto hasta que respondemos a las necesidades emocionales del cerebro derecho. Es decir, empatizar con tu hijo. Por ejemplo: decirle “entiendo que estas enfadado, entiendo que estas triste, entiendo que estas furioso…” y decir esto con un tono afectuoso, empático, poniéndose en el lugar del niño y entendiendo de verdad que el niño está “enfadado, furioso o triste por una razón que para él es la más importante del mundo” (aunque para el adulto parezca insignificante a nivel cerebral del niño puede realmente se muy importante)

Reconocer los sentimientos sin juzgarlos, recurriendo al contacto físico como por ejemplo, abrazarlo. Es muy importante que tu hijo sepa que le quieres aun cuando él tenga comportamientos negativos, porque esos comportamientos no los está haciendo de forma calculada, los hace porque son su única manera de expresar su malestar, él todavía no tiene las herramientas para expresar su malestar emocional, no sabe gestionar todavía sus emociones.

Si comienzas por este acto de sintonía, permites que tu hijo «se sienta comprendido»; luego ya podrás intentar resolver los problemas o abordar la situación cuando este más calmado

Hasta que no consigues que tu hijo este calmado y pueda razonar no puedes pasar al segundo paso, porque hasta ese momento tu hijo no podrá utilizar su raciocinio, no tendrá las herramientas suficientes para hacerlo. Y no lo hace apropósito, no lo hace para molestarte, no lo hace para manipularte lo hace porque realmente todavía no ha aprendido a hacerlo.

2o  paso: “Redirige”

En cuanto veas que el cerebro de tu hijo se ha tranquilizado lo suficiente para permitirle adoptar el enfoque lógico del cerebro izquierdo, puedes redirigir hablando de las soluciones con él y haciendo sugerencias sobre cómo puede actuar ahora que se ha serenado y tiene más control de sí mismo. Explicándole que la próxima vez que se enfade en vez de “pegar” o “tirar cosas” puede “llorar”,” hablar”, “cantar”… o cualquier herramienta que le sirva de alternativa y sea positiva para calmarse y transformar sus emociones en positivas.

Sin la conexión tu hijo no va a poder escucharte porque su cerebro irritado no es capaz de racionalizar en ese estado. Cuando un niño esta en estado de ira, frustración o enfado tiene el cerebro ´lógico “apagado” porque las emociones le invaden, por este motivo tenemos, primero, que conectar con él y desde esa conexión entonces razonar.

Esta técnica proviene del libro de “El cerebro del niño” del psiquiatra Daniel J. Siegel

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