Escrito por Anna Company Galvez
Fragmento del mini libro “El desarrollo interior del niño de alta demanda”
Edad de 6 a 10 años
Este es el periodo de sociabilización de los hijos, por lo tanto, los padres deberían fomentar el contacto con el mundo exterior del niño.
Es también la etapa del aprendizaje escolar y es muy importante que se de autonomía al niño para que haga actividades externas a su ámbito familiar, para que desarrolle sus capacidades con sus iguales, con sus amigos, reconociéndolos como elemento para consolidar su propia identidad y personalidad y creando independencia fuera del ámbito familiar.
Se inicia la etapa de reivindicación del niño ante los padres, que quiere mostrar su diferencia en gustos y deseos y necesita más momentos de intimidad.
Los niños de alta demanda, aunque continuarán demandando atenciones y afecto de sus padres, van a exigir cierta libertad de movimiento.
Su carácter testarudo que puede agudizarse en esta etapa va a reforzar que el niño desee que sus decisiones sean respetadas y valoradas por los padres y por su entorno, desarrollando así su personalidad, sus creencias y sus valores.
Es importante que los padres den cierta libertad al niño y que no le impidan hacer actividades en el mundo exterior, es decir, que los padres por el hecho de sobreproteger al niño, movidos por el miedo de posibles peligros, no lo mantengan en una burbuja. Se les debe dejar tiempo libre para que conecten con sus amigos.
En este periodo el niño empieza a sentir vergüenza y se siente humillado si los padres o profesores hablan de sus errores o de su carácter ante cualquier persona externa, creando inseguridades y tocando su sensible emocionalidad, por lo que como cuidador se debe tener en cuenta esto y respetar la intimidad, esto es muy importante porque estamos hablando de niños de alta demanda que perciben las sensaciones de forma muy exagerada y a demás son muy empáticos.
Los niños de alta demanda, aunque parezcan muy lanzados y tengan coraje y valentía suelen ser también muy emocionales, esta gran capacidad hace que tengan una percepción de la realidad muy agudizada y les hace muy susceptibles a críticas de los demás, por lo que pueden sentirse muy dolidos ante comentarios que quizás para otras personas parezcan sin importancia, debemos empatizar con su sensibilidad y cuidar nuestro lenguaje para no herir su sensibilidad ya que esto podría dañar la autoestima del niño creando inseguridades en su desarrollo.
Ahora los mejores amigos y confidentes del niño son sus amigos y los padres deben entender y respetar que éste es un proceso evolutivo del desarrollo que fomenta la autonomía, por lo que si el niño, en esta etapa, prefiere preservar su intimidad hacia ellos no se debe comprender como una falta de confianza sino simplemente como proceso de desarrollo, aunque esto no signifique que se deba perder la comunicación empática familiar ni la escucha activa.
Los niños crearán vínculos afectivos y empáticos con sus iguales y conectarán con otras personas sustituyendo, quizás, las figuras de apego, este es un proceso normal en estas edades que como padres debemos respetar, aun así es bueno que insistamos en la comunicación con nuestros hijos, no solo intentando descubrir lo que a ellos les pasa sino también explicándoles lo que nos pasa a nosotros, para que ellos se sientan reforzados y en confianza tanto para escucharnos como para compartirnos sus experiencias. Como padres debemos hacer un esfuerzo importante en este hecho, debemos dar un ejemplo a nuestros hijos y servirles de modelo hablándoles sobre nuestras vidas, abriéndonos a ellos, escuchándolos y normalizando este hecho para que ellos también lo hagan.
Debemos crear una comunicación eficaz y de confianza para que el niño se sienta libre de poder venir a explicarnos con seguridad un acontecimiento complicado el día que se encuentre en una situación comprometida. El objetivo es que el niño se sienta seguro y sin miedo de explicar a sus padres sus preocupaciones, por ello tiene que existir una comunicación respetuosa e íntima, sin presiones, con apoyo y comprensión. En esta etapa pueden aparecer algunos miedos sociales, ansiedades del tipo cómo hablar en público, leer en voz alta, salir a la pizarra, etc.
Producto de la inseguridad propia de la etapa que son de carácter normal a no ser que prevalezcan en el tiempo.
A veces, algunos niños de alta demanda pueden mostrar este tipo de miedos antes de estas edades, a partir de los 5 años, esto se debe a su alta sensibilidad y su gran capacidad emocional, perciben tanto las sensaciones externas y los estímulos que pueden sobreestimularse ante situaciones que quizás para otros niños sean normales. Por ejemplo, con los ruidos fuertes, las tormentas o las luces o fuegos artificiales.
Estos miedos o ansiedades se deben tratar con tranquilidad, no forzando al niño en ningún momento e intentando comprenderle, empatizando con él y dándole tiempo y espacio para aceptarlo.
Lo más importante en esta etapa es “escuchar” a nuestros hijos, pero escucharles de forma activa, empática, escuchar lo que dicen entre líneas, saber cuándo necesitan afecto aunque no lo pidan, saber cuándo necesitan intimidad y respeto, saber que a veces necesitan tiempo y espacio, entender que están evolucionando y desarrollando sus emociones, comprender que están creciendo y que se están conociendo a sí mismos, que para ellos es complicado, que acaban de salir al mundo exterior y que apenas están reconociendo a las personas y sus dificultades, que se van a encontrar con frustraciones y decepciones de otras cosas y personas y que todo ello les va a afectar en su día a día. Simplemente acompañarlos, apoyarlos.
Estar ahí para cuando nos necesiten.
Este ha sido un fragmento del mini-libro “El desarrollo interior del niño de alta demanda” en el que se detalla la evolución del niño/a de alta demanda desde su nacimiento hasta la preadolescencia (15 años). Puedes leerlo entero SIN COSTE con Kindle Unlimited aquí
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