¿Quieres conseguir que tu hijo sea más autónomo, más independiente?
La autonomía en los niños de alta demanda
Los niños de alta demanda son como dice la palabra, totalmente demandantes en todo y si no enseñamos límites y procesos para fomentar la autonomía, su demanda continua no va a cambiar.
A demás, el desarrollo de la autonomía es primordial para cualquier niño, para los de alta demanda más, ya que deben aprender a realizar las actividades por ellos mismos para poder potenciar su autoestima, autoconocimiento, toma de decisiones e iniciativa, entre otras muchas cosas.
Como padres debemos de dejar de sobreprotegerlos, aunque se equivoquen en algunas cosas y que sean ellos quienes resuelvan sus propios conflictos, siempre y cuando no estén en peligro y supervisados por los adultos.
Tenemos que tener en cuenta que los niños poco autónomos suelen tener problemas con el aprendizaje y con la relación social, por ello es imprescindible trabajar este aspecto desde la infancia.
Fomentar la autonomía desde la infancia hace que los niños se muestren más seguros de sí mismos y de sus capacidades, y la tarea que tenemos como padres no es demasiado complicada para conseguir este objetivo. La única dificultad es que tenemos que ser conscientes de que se van a equivocar algunas veces y debemos dejar que lo hagan y por otra parte, también debemos darles sus tiempos para los sucesos sin tener prisas y esperar una respuesta perfecta al instante, son procesos que se hacen con el tiempo, de este modo la autonomía y seguridad se va desarrollando conjuntamente con la personalidad del niño.
¿Cómo enseñarles autonomía?
Debemos empezar con la siguiente frase “no hagas nada por tu hijo que él pueda hacer por sí mismo” aunque sea un simple hecho de desenvolver un queso “babybel”. Que lo haga él, sin ayuda, ya que esto le hace sentir más autónomo y responsable. Aunque parezcan pequeños detalles del día a día, se va creando independencia y se le acostumbra a hacer las cosas por sí mismo.
En cuanto a los hábitos que ya tienen adquiridos, delegar en ellos su propia responsabilidad, vestirse, cepillarse los dientes, peinarse… Los hábitos que todavía no están aprendidos, se los debemos enseñar a medida que van creciendo y su edad encaja para poderlos aprender.
Por ejemplo: lavarse las manos, cepillo de dientes, ir al lavabo, enjabonarse el pelo, decidir qué ropa ponerse o como quieren decorar su habitación.
Es importante que les hagamos responsables de sí mismos y de sus cosas, esto les empodera inconscientemente y les crea seguridad en sus propias acciones y decisiones, además de mejorar su autoestima como persona al ver que pueden desarrollar capacidades por sí mismos.
Consejos que fomentan la autonomía
Dejar que tome decisiones en cuanto a las cosas, por ejemplo, dar 2 alternativas posibles y que sean ellos quienes escojan una de ellas. Este hecho les refuerza en la toma de decisiones y les crea aceptación de las consecuencias de los actos, por ejemplo: ¿para cenar qué prefieres tortilla con patatas o huevos pasados por agua?
Retarles a hacer cosas incrementando la dificultad una vez ya tienen por la mano lo que están haciendo, por ejemplo, se pone y saca los zapatos, pero no se los sabe abrochar, cuando ya domina el hecho de ponerse y sacarse los zapatos enseñarle también a abrochárselos.
Respetar su privacidad e intimidad, cuando ellos desean estar solos o hacer algo a solas debemos dejar ese tiempo para hacerlo, aunque sea más lento o creamos que no lo va a poder desarrollar a la perfección, el hecho de dejar que lo hagan y de que busquen las alternativas para llevarlo a cabo fomenta su independencia y les hace ser responsables de sus propios actos, también deben tomar la iniciativa de pedir ayuda cuando la necesiten.
Motivar su forma de pensar y dejarles darse respuesta a sí mismo, no resolverlo siempre nosotros facilitándole el trabajo, debe ser el niño quien desarrolle las capacidades para solucionar imprevistos o resolver sucesos, si se acostumbran a que lo hagamos nosotros estaremos creando niños dependientes. Solo debemos responder cuando nos piden ayuda directamente.
Recordarles también que pueden pedir ayuda a diferentes personas, o que pueden buscar diferentes alternativas para solucionar un suceso, no solo los padres estamos ahí, hay numerosas fuentes y maneras donde pueden encontrar soluciones también válidas y es bueno que ellos mismos las busquen y encuentren.
Reforzar mucho el esfuerzo que hace y los logros que consigue, pero sobre todo el esfuerzo, aunque el niño no consiga el resultado esperado se debe valorar muy positivamente el hecho de que se haya esforzado para conseguirlo.
¿Cómo crear hábitos para fomentar la autonomía?
Primer paso: preparar el escenario
¿Qué es lo que le vamos a decidir que haga de forma autónoma?
¿Lo que hemos elegido que haga es razonable para su edad?
¿Es algo que puede hacer cada día para convertirlo en hábito?
Segundo paso: instrucciones de lo que debe hacer y cómo hacerlo
Explicarle con palabras comprensivas qué es lo que esperamos que haga a partir de ese momento, alguna cosa de la cual él se haga responsable, por ejemplo, a partir de ahora tú serás el responsable de poner la mesa al medio día.
Debemos ser conscientes de solicitar cosas que por su edad sean posibles y que él pueda hacer, podemos servir como modelos para que lo aprenda.
Asegurarnos de que ha comprendido las instrucciones de lo que debe hacer haciendo que nos las repita: soy el responsable de poner la mesa al medio día
Tercer paso: practicar
Recordar al niño los pasos a seguir y practicarlo en diferentes ocasiones hasta que lo pueda hacer de forma autónoma.
Reforzarle y valorarle por el esfuerzo.
Hacerlo sin prisas y no exigir un resultado perfecto a la primera.
Si la actividad no ha quedado del todo bien hecha debemos decirle cómo se puede mejorar, enseñarle a hacerlo, elogiando por otra parte todo lo que sí está hecho de forma satisfactoria.
¿Qué pasa cuando tu hijo no quiere colaborar?
¿Las expectativas son demasiado altas?
Ver si es posible que lo que estamos solicitando no encaja con su edad o no se puede desarrollar por alguna razón y modificarlo a fin de que se pueda llevar a cabo.
¿Hemos impuesto la responsabilidad de forma demasiado autoritaria, sin negociar y simplemente exigiendo?
Si al niño se le imponen las cosas obligándole a hacerlas sin explicaciones ni consenso, él puede sentirlo como una presión impuesta y no como una responsabilidad decidida por sí mismo, por lo que quizás dificulte la realización de la tarea. Lo mejor es pactar anteriormente con él las tareas a realizar de forma consensuada, preguntándole si le parece bien ser el responsable de poner la mesa o si prefiere responsabilizarse de alguna otra tarea, esto hace que el niño se sienta integrado en las normas del hogar y las desee llevar a cabo.
¿No le apetece hacer la tarea por comodidad?
Si este es el caso, debemos comentarle que ya tiene la edad para hacerlo y no dejarnos llevar, debemos explicarle que todos tenemos nuestras responsabilidades en la familia y que él también debe responsabilizarse de algo, si no le gusta la responsabilidad que hemos pactado para él preguntarle qué tipo de responsabilidad le gustaría tener, a veces los niños cuando se les imponen las normas no están de acuerdo, pero cuando le das la elección y poder de decisión se responsabilizan de sus actos.
Podrías decirle que escoja de las siguientes tareas (preparas una lista de tareas) de cual se quiere responsabilizar. Cuando elija una, habrá usado la autonomía con su poder de decisión y luego no se negará a llevarla a cabo porque será una elección propia.
Si aun así se niega a responsabilizarse de algo y se pone en posición desafiante la otra opción es dejar que las consecuencias naturales actúen.
¿No te quieres vestir? Pues ves al colegio en pijama.
Muchos niños astutos saben que van a poder persuadir a los padres para que hagan las tareas por ellos, porque entienden que por la presión social y las normas impuestas los padres van a acabar por hacerles sus cosas. Pero cuando el niño observa que eso no es así y que él es el único responsable de su tarea, cuando ven que los padres le dejan total libertad para escoger si la hace o no, comprenden que “hacerlo mal” será una responsabilidad solo de ellos mismos y por ese motivo deciden hacer las cosas bien, porque en ese momento se trata de ellos, si no lo hacen y se equivocan, se equivocan ellos mismos y son muy conscientes de ello.
El 90% de los niños acabaran vistiéndose solos, el otro 10% se irá al colegio en pijama, pero lo hará una sola vez y nunca más al ver las consecuencias naturales de ello.
No hagas nada por tu hijo que pueda hacer él mismo, porque no le estas ayudando a crecer.
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